ESTA ES LA CARTA QUE ROBERTO ADJUNTA PRONTO MÀS...
Santiago Junio 2012
Alejandro Guarello:
Presidente
Consejo SCD
Estimado Alejandro:
En reunión previa y a la luz de los antecedentes hemos concordado en la necesidad de un acto de reparación a este ex presidente por parte de la administración de SCD para restablecer la verdad sobre los hechos ocurridos con motivo de la, aun no esclarecida, presencia de un software ilegal instalado por informáticos de SCD en el computador asignado al Presidente del directorio para ofrecer una conferencia pública en la ciudad de Antofagasta; situación que motivó mi renuncia inmediata a la presidencia del Consejo Directivo.
La forma elegida, hemos conversado, debería ser una carta dirigida a los socios, documento redactado con lenguaje honesto y que exprese un mea culpa de la administración. Debo agregar que no parece pertinente la propuesta de realizar una cena junto a ochenta o cien socios, como me han planteado, pues no hay nada que celebrar mientras persista la anuencia inexcusable con que el Consejo Directivo observa estos hechos tan reprochables.
La declaración de la actual Administración SCD, en su forma, debe considerar las materias que corresponden al ámbito exclusivo de su competencia según la orgánica de la Corporación, en primer término; reconociendo las graves faltas en que incurrió y en segundo término; ofreciendo claras disculpas al ex presidente; a los socios y al propio Consejo Directivo, por la situación agraviante y por el daño provocado a la imagen de la organización y a la causa de los autores.
La Administración debe disculparse:
1) Por la instalación, aun no reconocida, de un programa ilegal, o pirata, en el computador asignado al Presidente del Consejo. - por parte del departamento informático SCD - y también por no haber sancionado al, o los funcionarios comprometidos.
2) Por la instalación en ese mismo computador de un segundo software sin licencia - denominado LOGMEIN - de control y acceso a distancia a dicho equipo; sin haber informado previamente al presidente o al Consejo de esta incursión sigilosa de la Administración. Un acto ilegitimo de acceso encubierto y no autorizado a información privada. Este sofware de acceso remoto instalado en el equipo del presidente, hace totalmente inexplicable la presencia del otro programa ilegal descubierto en Antofagasta dejando en evidencia el conocimiento previo que el departamento informático SCD tenía sobre la configuración de dicho equipo.
3) Por que en medio de esa crisis la administración ocultó al Consejo Directivo información relevante enunciada en los puntos uno y dos; impidiendo que el Directorio de entonces estuviera al tanto de la gravedad de los hechos y pudiera tomar decisiones informadas, cualquiera hubieran sido estas.
4) Por inducir al Directorio a firmar una declaración pública que no reveló la verdad de lo ocurrido y que en ese momento ya era conocida por don Santiago Schuster; don Juan Antonio Durán y doña Tatiana Urrutia - los tres más altos cargos de la administración pasada -. Esta declaración pública del día 05 de Enero de 2009, suscrita por todos los músicos del Consejo SCD fue redactada por la Dirección General que paradojalmente no la firmó; aunque era suya toda la responsabilidad administrativa del incidente.
5) Por ocultar indebidamente - La Dirección General - La carta de renuncia de este Presidente, impidiendo que el Consejo Directivo, la comunidad de autores y los medios pudieran conocer oportunamente las causas y los fundamentos de mi renuncia contenidos en dicho documento.
Conclusión:
Presidente, junto con reiterar mi absoluto repudio por los actos antes señalados;
Asumo que es suya - de ustedes - la decisión de realizar un acto institucional de reparación para cerrar sanamente este triste capítulo en la historia de la SCD, y cuyo modo de enfrentarlo, quiéranlo o no, definirá a futuro la relación entre los autores y administradores en esta organización; Esta es una deuda de honor con los siete mil músicos que hoy representan y con sus propias conciencias.
Comprenderá que es mi prerrogativa aspirar a la verdad institucional transcurridos ya casi cuatro años de impunidad ética, y es mi derecho demandar un gesto de reparación pública al rol que ejercí en representación
de los autores y músicos chilenos.
Atentamente
Fernando Ubiergo